Aportación del barroco granadino a la experiencia de fe

04.04.2025

Con la disertación sobre la "Aportación del barroco granadino a la experiencia de fe", a cargo del doctor en Historia del Arte de la Universidad de Granada, Isaac Palomino Ruiz, hemos bajado la persiana del ciclo de conferencias "Arte, belleza y espiritualidad" organizado por el Centro Suárez en el marco de su programación para el curso 2024-2025.

Para entender el barroco en Granada (Siglos XVI a XVIII) hay que tener en cuenta dos condicionamientos históricos que tendrán una notoria influencia en su desarrollo y en su proyección en el mundo de las artes. El primero, la reconquista de la ciudad en 1492. Mientras que en otros lugares la preeminencia del culto y la imaginería católica se expandía con facilidad, en Granada, la presencia musulmana seguía latente y, de manera especial, en las comarcas aisladas por la compleja orografía de la región que hacía que los controles administrativos y religiosos no llegaran manteniendo viva la llama del Islam. Destaca el conferenciante el acontecimiento de la "Rebelión de la Alpujarra" que atestigua este fenómeno. El segundo condicionante se da a mediados del siglo XVI con la creación de las primeras cofradías entre las que se destaca la "Hermandad de la Veracruz". Estas confradías, al salir a la calle con sus cortejos, incluidos los flagelantes, inician lo que se denominará el "teatro sacro".

Sacralización del espacio público

Las entidades públicas toman partido en la tarea de la recuperación del patrimonio católico. Esculturas del "Triunfo" de la Inmaculada, como la ubicada en los Jardines del Triunfo de Granada, marcan la memoria colectiva de los esfuerzos de la ciudadanía por visibilizar su devoción a Nuestra Señora. Comenta el conferenciante que esta escultura de Alonso de Mora es el primer monumento en el mundo dedicado al triunfo de María y que, con acciones similares, España generaba presión a la Santa Sede para la declaración del Dogma de la Inmaculada Concepción.

El espacio privado

El arte, como el que inunda el Monasterio de la Cartuja en Granada, se convierte en "Puertas del Cielo" para que quienes las atraviesen se puedan poner en contacto místico con el Señor y, de manera particular, con el Santísimo Sacramento.

Las imágenes procesionales

Las imágenes, originalmente, estaban diseñadas para los retablos y, por lo tanto, no tenían trabajada la espalda. Cuando se decide sacarlas a las calles las tienen que adaptar para que los fieles que las ven procesionar las puedan ver desde todos los ángulos. Las imágenes se hacen dinámicas.

La más significativa de estas imágenes procesionales es la de Jesús Nazareno entre las que se destaca la de Pablo de Rojas ubicada en Huétor Vega.

Llega la excelencia conceptual con el "Miguel Ángel" español Alonso Cano. Este autor pinta y esculpe a la vez y rompe no pocos cánones de la belleza femenina. Sus obras son tan significativas que generan el "modelo granadino".

Entre las obras de este modelo se destacan la Soledad ubicada en el Convento de la Mínima en Madrid y el Cristo de Medinaceli que tendrá en Granada su par en la imagen del Cautivo/Rescatado, aunque con matices importantes como la mansedumbre y la humildad que revelan la talla. Estas características favorecen la cercanía a los fieles.

La mención final la concentra la Virgen de la Aurora que generará un amplio repertorio devocional en Granada y en otras ciudades.

Al terminar este ciclo centrado en el arte nos queda el buen sabor de boca de haber abierto las puertas de la vía estética que, no nos cabe duda, ayuda de gran manera a abrirnos al Misterio del que es Bello y autor de la belleza: Dios.