Celebración comunitaria del Sacramento de la Reconciliación

Nota: Como un servicio para quienes quieren preparar la celebración del Sacramento de la Reconciliación en esta Semana Santa o a lo largo del año jubilar, os compartimos el esquema de la celebración llevada a cabo en la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de Granada el pasado 11 de abril de 2025
Monición
En esta celebración penitencial, reviviremos comunitariamente la experiencia de la misericordia divina. El amor infinito del Padre, plenamente revelado en la muerte y resurrección de Jesús, se ha derramado abundantemente en nuestros corazones por la acción del Espíritu Santo. Este es el fundamento de nuestra esperanza. En efecto, somos «peregrinos de la esperanza», hombres y mujeres en camino, deseosos de renovarnos cada vez más en nuestra amistad con el Señor.
Oración
Dios misericordioso, que nos has reunido en el nombre de tu Hijo, para darnos gracia y misericordia en el momento oportuno, abre nuestros ojos, para que veamos el mal cometido, y toca nuestros corazones, para que nos convirtamos a ti.
Que tu amor recomponga en unidad lo que la culpa ha roto; que tu poder cure nuestras heridas y sostenga nuestra debilidad; que tu Espíritu renueve toda nuestra vida y nos devuelva la fuerza de tu caridad, para que brille en nosotros la imagen de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Lectura de la Carta de San Pablo a los Romanos
Hermanos, habiendo sido justificados en virtud de la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, por el cual hemos obtenido además por la fe el acceso a esta gracia, en la cual nos encontramos; y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Más aún, nos gloriamos incluso en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia, la paciencia, virtud probada, la virtud probada, esperanza, y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado. En efecto, cuando nosotros estábamos aún sin fuerza, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; ciertamente, apenas habrá quien muera por un justo; por una persona buena tal vez se atrevería alguien a morir; pues bien: Dios nos demostró su amor en que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió por nosotros. ¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvados del castigo! Si, cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvados por su vida! Y no sólo eso, sino que también nos gloriamos en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación. Palabra de Dios
Pistas para el examen de conciencia
La esperanza efectivamente nace del amor y se funda en el amor que brota del Corazón de Jesús traspasado en la cruz (Spes non confundit, 3).
¿Me detengo cada día en oración para discernir los signos de amor que el Señor ofrece a mi vida? ¿Sé expresar mi gratitud? De manera especial, ¿vivo permanentemente la acción de gracias en la Eucaristía dominical participando activa y conscientemente en la liturgia?
La esperanza se fundamenta en la fe y se nutre de la caridad (Spes non confundit, 3).
¿Puedo encontrar el tiempo para que la escucha de la Palabra, personalmente y junto con la comunidad, alimente mi fe como relación con Dios en Jesús? ¿Mi relación con el Señor suscita una actitud significativa y concreta de caridad? ¿Mi caridad construye relaciones caracterizadas por la comprensión, la benevolencia, la generosidad? ¿Existe una preocupación especial por los más necesitados? ¿Vivo la caridad ofreciendo motivos de esperanza y teniendo en el corazón la alegría de mis hermanos?
La paciencia, que también es fruto del Espíritu Santo, mantiene viva la esperanza y la consolida como virtud y estilo de vida. (Spes non confundit, 4).
¿Soy paciente en mis relaciones o en las situaciones difíciles de la vida? ¿Prevalece en mí la impaciencia o el nerviosismo? ¿No es verdad que, a veces, precisamente a causa de la impaciencia, me vuelvo violento con mis juicios, mis palabras o incluso con ciertos gestos contrarios a la caridad? ¿Sé pedir perdón y ofrecerlo generosamente?
Mirar el futuro con esperanza también equivale a tener una visión de la vida llena de entusiasmo para compartir con los demás. (Spes non confundit, 4).
¿Doy sentido a mi vida desde mi fe? ¿Pienso seriamente en mi vocación como una llamada a poner a disposición los talentos que he recibido para mi bien y el de mis hermanos? ¿Estoy abierto a la vida según las responsabilidades que tengo y a partir de mi vocación? ¿Tomo distancia crítica frente a opciones contrarias a la vida? ¿Pongo en peligro mi vida tomando decisiones inadecuadas o incluso peligrosas? ¿Vivo la virtud de la castidad, según mi vocación, como forma de expresar un amor fiel al servicio de una vida rica en amor?
Las obras de misericordia son igualmente obras de esperanza, que despiertan en los corazones sentimientos de gratitud. (Spes non confundit, 11)
¿Hay en mí una preocupación auténtica y concreta por los demás? ¿Visito a los enfermos? ¿Tengo respeto por los ancianos? ¿Estoy abierto a cada hermano, recordando que Jesús murió en la cruz también por él? ¿Soy solidario con los que sufren? ¿Hay lugar en mi economía para los pobres? ¿Sé acoger a los hermanos que emigran en busca de condiciones de vida dignas, o me dejo guiar por un prejuicio que no da esperanza? ¿Albergo en mi corazón sentimientos de exclusión que marginan a los hermanos por su condición social, racial, cultural o de orientación sexual? En el uso de los bienes de la tierra, ¿reconozco la importancia de la responsabilidad y del compartir?
Preparación para la confesión
Imploremos confiadamente a Dios, nuestro Padre, siempre dispuesto a la indulgencia y al perdón, que mire a su pueblo que confiesa humildemente sus faltas y le conceda su misericordia.
Digamos juntos: Escúchanos, Señor.
- Señor, la esperanza no defrauda. Aumenta en nosotros la alegría de ser salvados. Oremos.
- Señor, tu Hijo murió cuando aún éramos pecadores. Enséñanos a reconocer con gratitud lo preciosos que somos a tus ojos. Oremos.
- Señor, derramaste el Espíritu para la remisión de los pecados. Haz que el Jubileo sea una ocasión para redescubrir la belleza de pertenecer a ti, en la Iglesia. Oremos.
Padre nuestro: Y ahora, con las palabras de Cristo, nuestro Señor, dirijámonos a Dios, nuestro Padre, para que perdone nuestros pecados y nos libre de todo mal. Padre nuestro...
Confesión y absolución individual
Oración de Acción de Gracias
Nos hemos acercado a ti, Señor
y nos has recibido con los brazos abiertos.
Has cambiado nuestros corazones de piedra
por corazones de carne.
Sabemos cuánto nos quieres
incluso cuando no hacemos las cosas bien.
Estamos seguros de que has perdonado
todos nuestros pecados,
que nos has limpiado con tu gracia
y que nos animas a ser cada día
más testigos de ti en el mundo.
Señor, tú confías en nosotros.
Ayúdanos a no defraudarte
y crecer día a día por tu camino.
Amén
Padre Santo, que en tu bondad nos has renovado a imagen de tu Hijo, haz que toda nuestra vida sea signo y testimonio de tu amor misericordioso. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.