El camino de las fronteras… Migrantes, paradigma de nuestro tiempo

"El camino de las fronteras… Migrantes, paradigma de nuestro tiempo". Con esta conferencia, pronunciada por Don Santiago Agrelo Martínez, OFM - Arzobispo emérito de Tánger en Marruecos, hemos bajado el telón del ciclo de conferencias sobre la "Espiritualidad para nuestro tiempo" preparado por el Centro Suárez para este curso. Tras recorrer la memoria agradecida por los místicos de todos los tiempos e indagar los caminos del silencio y del cuerpo, hemos llegado al camino de las fronteras en el que la vida de los últimos, de los hombres y mujeres tirados a la vera del camino y de los preferidos de Dios nos han abierto las puertas a la contemplación de un nuevo paradigma como creyentes y discípulos del Maestro Jesús.
La palabra de Don Santiago, pausada y llena de paz, nos fue llevando, como los profetas de ayer y de hoy, a las entrañas del seguimiento de Jesús en un tiempo en el que la vida con dignidad está siendo amenazada. El título de su intervención, como lo dijo en varias ocasiones, se lo ha tomado prestado al Papa Francisco en la Exhortación Apostólica Postsinodal Christus Vivit. Hecha esta declaración señaló que, como obispo emérito, sigue trabajando por los migrantes, aunque, dadas las circunstancias, ya no puede ver sus rostros. Su reflexión se sitúa lejos de la frontera sur pero detrás de sus palabras están los ignorados, los descartados y los muertos en la mar. No es lo mismo leer la Palabra de Dios o los textos del Papa Francisco en una catedral o en una patera, desde la dura experiencia de la zozobra.
Su comunicación giró en torno a tres temas:
Vive Cristo, esperanza nuestra… Para los cristianos, Cristo es el camino y el sentido de nuestra esperanza. La esperanza, no obstante, no es posible si el que lee la Palabra está instalado en su bienestar sin reconocer que el mismo Hijo de Dios fue migrante. Señalaba como los verbos de nuestra fe se conjugan en presente porque está sucediendo en el ahora de nuestra vida.
Migrantes, pero no sólo migrantes… El segundo apartado de su intervención se basa en esta afirmación del Papa Francisco en la Jornada Mundial de los Migrantes de 2019. Las sociedades ricas han sido el caldo de cultivo para la globalización de la indiferencia. Los pobres son la evidencia de los difícil que es para los ricos, entrar en el Reino.
La novedad de esta segunda parte es que la reflexión sobre los migrantes no lleva a la reflexión sobre nosotros, sobre nuestro modo de ser creyentes y miembros de la Iglesia. Los migrantes ponen en evidencia nuestros miedos, nuestra frivolidad, nuestra incapacidad de vivir con radicalidad el mandamiento del amor, nuestra responsabilidad con la fraternidad que está siendo amenazada por la envidia y por la melancolía que nos genera el "creer" que "ellos" nos están arrebatando lo nuestro. Nos revela la Iglesia que hemos de ser, samaritana, de la ultimidad y del servicio. Finalmente, la reflexión sobre los migrantes denuncia la falta de respeto debido a toda persona humana.
Al finalizar su intervención trae los verbos que con tanta asiduidad señala el Papa Francisco al referirse al acompañamiento por parte de la Iglesia a los migrantes: ACOGER, PROTEGER, PROMOVER E INTEGRAR. Para caminar en este sentido es necesario desenmascarar el gran engaño que le han colado a la sociedad, hacerle creer a los pobres que han de buscar ser parte del sistema que precisamente los ha empobrecido.
Y una intuición final que quien escribe esta nota acoge sin fisura: "La suerte de la Iglesia está ligada a la suerte de los pobres".
Tras unas palabras de intercambio con los asistentes, partimos a casa con la sensación de haber escuchado una voz profética que se levantó para denunciar lo que arruina la dignidad de los seres humanos y nos acarició para hundirnos en aquel que siempre está de nuestra parte.