Ideologías políticas a examen
El pasado 30 de noviembre tuvo lugar la primera conferencia del ciclo "Diálogos Fe-Cultura-Justicia" con el que el Centro Suárez quiere ofrecer un espacio para comprender y motivar la implicación de sus destinatarios en los acontecimientos que afectan el ser y el quehacer de la sociedad en general y de los cristianos en particular que, de alguna manera, quieren iluminar el ejercicio de su ciudadanía desde los valores del Evangelio.
Someter las "Ideologías políticas a examen" fue el objeto de este primer diálogo para el que contamos con la presencia de José Antonio Pérez Tapias, Doctor en Filosofía y ampliamente conocido en nuestro Centro.
A manera de preámbulo precisó la diferencia entre ideas políticas e ideologías. Las primeras se aglutinan en los idearios de las diferentes fuerzas o movimientos políticos; las segundas, que no son inocentes, desempeñan una función de encubrimiento de un orden de las cosas que, no pocas veces, llega a justificar lo que es injustificable. Desafortunadamente, algunas ideas políticas se convierten en ideologías.
El contexto
Es innegable que el actual tono de la sociedad es el pesimismo. Hay una crisis de perspectivas y de horizontes que nos hace vivir en la incertidumbre del cortoplacismo. Señalaba que este momento, ciertamente distópico, está relegando la utopía. Hay cuatro grandes crisis que alientan esta mirada pesimista de la realidad:
- La crisis económica de 2008 sobre la que se proyecta la larga sombra de la lucha contra el terrorismo global generada a partir del atentado de las Torres Gemelas de Nueva York el 11S del año 2000.
- La crisis social generada por las políticas de austeridad implementadas para salir de la crisis. A este quiebre de las políticas sociales, que caracterizan el Estado de Bienestar, le surgió un nuevo revés con la pandemia de la Covid-19 de 2020.
- La crisis climática que sigue ampliando su cobertura pues, para superarla, se requieren cambios drásticos en los modelos de vida y producción que a la sociedad le está costando asumir.
- Las guerras con sus nefastos efectos en la vida de los pueblos y en las relaciones diplomáticas entre los estados. La mala gestión de los conflictos ha generado un cambio en las claves geopolíticas y ha debilitado los esfuerzos multilaterales que pretendían un nuevo equilibrio mundial.
Tres resultados del examen
La regresión. La hora actual hace difícil creer en el progreso con el que se soñó hace unas décadas. Las ideologías progresistas no se escapan de este momento de regresión. Surge entonces la pregunta: ¿qué progreso queremos? ¿Este se dará sin más?
La democracia. Vivimos un momento de desafección con la consecuente erosión de la confianza. La precariedad generada por la crisis hace que los ciudadanos pierdan la confianza en sus líderes por la falta de proyectos. En este ámbito hay que registrar la crisis de los Estados modernos. Hoy es casi imposible que un Estado pueda resolver sus problemas en solitario, hace falta dar un paso más hacia la gobernanza global.
La trampa del populismo. Una verdadera contaminación de la política actual que sacude todo el arco ideológico. La reconstrucción del "pueblo" la soportan en la capacidad expansiva de los partidos que pretenden hacerse con el poder hegemónico, en la fortaleza de su líder y en la colaboración de los medios de comunicación que, en no pocas veces, utilizando el recurso de la creación de verdades alternativas, la famosa posverdad, quieren suscitar emociones en torno a la persona de su líder.
En tono de propuesta
Terminó su comunicación haciendo la propuesta de recuperar el "republicanismo" como forma de Estado que pone en valor la democracia y una idea específica de ciudadanía. Esta forma puede abrir los estados en términos cosmopolitas que facilitan la convivencia y la participación.