Una Iglesia sinodal en misión

06.11.2023

Relación de síntesis de la primera sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos

Roma, 4-29 de octubre 2023

INTRODUCCIÓN

Queridas hermanas, queridos hermanos:

"Todos nosotros hemos sido bautizados por el Espíritu Santo para formar un solo cuerpo" (1Cor 12,13). Es la experiencia, llena de gratitud, que hemos realizado en esta Primera Sesión de la Asamblea sinodal, celebrada del 4 al 28 de octubre del 2023, sobre el tema "Por una Iglesia Sinodal: comunión, participación y misión. Por la gracia común del Bautismo, hemos podido vivir juntos, con un corazón y una sola alma, no obstante, la diversidad de proveniencia, lenguas y culturas. Como en un coro, hemos buscado cantar con variedad de voces y en la unidad de nuestros corazones. El Espíritu Santo nos ha concedido experimentar la armonía que solo Él puede originar: una armonía que es don y testimonio en un mundo herido y dividido.

Nuestra Asamblea se ha desarrollado en un mundo arrasado por nuevas guerras, con el absurdo drama de innumerables víctimas. El grito de los pobres, de quienes se ven obligados a emigrar, de quienes sufren las devastadoras consecuencias del cambio climático ha resonado entre nosotros, no solo a través de los medios de comunicación, sino a través de la voz de muchos, personalmente, con sus familias y con sus propios pueblos inmersos en estos trágicos acontecimientos. En todo momento, los hemos tenido a todos en el corazón y en la plegaria, preguntándonos en qué modo pueden nuestras Iglesias favorecer caminos de reconciliación, de esperanza, de justicia y de paz.

Nuestro encuentro se ha desarrollado en Roma, junto al sucesor de Pedro, que nos ha confirmado en la fe y nos ha lanzado a ser audaces en la misión. Ha sido una gracia comenzar el camino de estos días con une celebración ecuménica, en la que hemos visto orar junto al Papa, en la tumba de San Pedro, a las cabezas y a los representantes de las otras confesiones religiosas: la unidad que fermenta silenciosa dentro de la Iglesia de Dios; lo vemos con nuestros ojos y, llenos de alegría, os transmitimos este testimonio. "qué hermoso y qué alegre es que los hermanos vivan unidos" (Sal 133,1).

Porque así lo ha querido el Santo Padre, la Asamblea ha visto reunirse junto a los obispos a otros miembros del Pueblo de Dios. Los Obispos, unidos entre sí y con el Obispo de Roma, han manifestado la Iglesia como comunión de Iglesias. Laicos y laicas, religiosos y religiosas, diáconos y presbíteros junto a los Obispos, han sido testimonio de un proceso que pretende comprometer a toda la Iglesia y a todos en la Iglesia. Nos han recordado que la Asamblea no es un acontecimiento aislado, sino parte integrante y paso necesario en el proceso sinodal. En la multiplicidad de intervenciones y en la pluralidad de posiciones ha resonado la experiencia de una Iglesia que está aprendiendo el estilo de la sinodalidad buscando las formas más apropiadas para hacerla realidad.

Hace ya más de dos años que iniciamos el camino que nos ha llevado a esta Sesión. Después de la apertura del proceso sinodal, el 9 de octubre del 2021, todas las Iglesias, si bien a diverso ritmo, se comprometieron en un proceso de escucha que ha tenido la fase diocesana, la nacional y la continental, cuyos resultados quedaron reflejados en los respectivos documentos. Con esta Sesión se ha abierto la fase en la que la Iglesia entera acoge los frutos de esta consulta, para discernir, en la oración y el diálogo, los caminos que el Espíritu nos pide que recorramos. Esta fase durará hasta el mes de octubre del 2024, cuando la segunda Sesión llevará a término el propio trabajo, presentándolo al Santo Padre.

Todo un camino, arraigado en la Tradición de la Iglesia, que se está desarrollando a la luz del magisterio conciliar. El Concilio Vaticano II, fue, de hecho, como una semilla sembrada en el campo del mundo y de la Iglesia. La vida cotidiana de los creyentes, la experiencia de las Iglesias de otros pueblo y culturas, los múltiples testimonios de santidad, la reflexión de los teólogos... han sido en terreno en el que el Concilio fue sembrado y ha crecido. El Sínodo 2021-2024 continúa nutriéndose de la energía de aquella semilla, intentando desarrollar sus potencialidades. El camino sinodal está, de hecho, poniendo en práctica, lo que el Concilio nos enseñó acerca de la Iglesia como Misterio y Pueblo de Dios, llamado a la santidad. Lo que da valor a la aportación de todos los bautizados, desde la variedad de sus vocaciones, a una mejor comprensión y práctica del Evangelio. En este sentido constituye un verdadero acto de una ulterior recepción del Concilio, que prolonga su inspiración y vuelve a lanzar en el mundo de hoy su fuerza profética.

Después de un mes de trabajo, el Señor nos llama ahora a volver a nuestras Iglesias, para transmitir a todos vosotros los frutos de nuestro trabajo, para continuar, juntos, el camino. En Roma estábamos solamente algunos, pero el sentido del camino sinodal iniciado por el Santo Padre es el de involucrar a todos los bautizados. Deseamos ardientemente que esto se cumpla y queremos comprometernos a hacerlo posible. En esta Relación de síntesis recogemos los principales elementos que han salido en el diálogo, en la oración y en los diferentes puntos de vista que han caracterizado estos días. Lo que os informemos personalmente enriquecerá esta síntesis con la totalidad de la experiencia vivida, que ningún escrito puede sustituir. Así podemos daros testimonio de la riqueza que han tenido los momentos de silencio y de escucha, del compartir y de la oración. Compartiremos también que no es fácil escuchar ideas diferentes, sin caer rápido en la tentación de rebatirlas; ofrecer la propia aportación como un don para los otros y no como una certeza absoluta. Pero la gracia del Señor nos ha llevado a hacerlo, a pesar de nuestras limitaciones y, para nosotros ha sido ésta una verdadera experiencia de sinodalidad, la hemos comprendido mejor y nos hemos dado cuenta de su valía.

De hecho, hemos comprendido que caminar juntos como bautizados, desde la diversidad de carismas, de vocaciones, de ministerios, es importante no sólo para nuestras comunidades, sino también para el mundo. La fraternidad es, de hecho, como una lámpara, que no debe meterse debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que dé luz a toda la casa (cfr., Mt 5,15). Más que nunca, el mundo necesita hoy de este testimonio, Como discípulos de Jesús, no podemos sustraernos a la tarea de manifestar y transmitir a la humanidad herida el amor y la ternura de Dios

Los trabajos de esta sesión se han desarrollado siguiendo la trayectoria del Instrumentum laboris, que nos invitaba a reflexionar sobre los signos característicos de una Iglesia Sinodal y sobre las dinámicas de comunión, misión y participación que la caracterizan. La discusión sobre las propuestas ha confirmado en su conjunto la bondad del sistema programado. Hemos podido entrar en el meollo de las cuestiones, identificar los tiempos necesarios para profundizarlas, avanzar en un primer núcleo de propuestas. A la luz de los pasos ya dados, la Relación de Síntesis no retoma o reitera todos los contenidos del Instrumentum laboris, sino que relanza los que se han considerado como prioritarios. La Relación de síntesis de ninguna manera es un documento final, sino un instrumento al servicio del discernimiento todavía deberá continuar.

El texto está estructurado en tres partes. La primera describe "el rostro de la Iglesia sinodal", presentando los principios teológicos que iluminan y dan base a la sinodalidad. En esta parte el estilo de la sinodalidad aparece como un modo de hacer y de obrar en la fe que nace de la contemplación de la Trinidad y valora la unidad y la variedad como riqueza eclesial. La segunda aparte, titulada "Todos discípulos, todos misioneros" trata de todos los que están involucrados en la vida y la misión de la Iglesia y de las relaciones entre ellos. En esta parte, la sinodalidad se presenta principalmente como camino conjunto del Pueblo de Dios y como fecundo diálogo de los carismas y ministerios, al servicio del acontecimiento del Reino. La tercera parte se titula: "tejer lazos, construir comunidad". En ella, la sinodalidad aparece principalmente como un conjunto de procesos y una red de organismos que sirven al intercambio entre las Iglesias y al diálogo con el mundo.

En cada una de las tres partes, cada capítulo recoge las convergencias, las cuestiones que afrontar y las propuestas surgidas del diálogo. Las convergencias identifican los puntos firmes a los que puede mirar la reflexión: son como un mapa que permite orientarse en el camino y no equivocar la senda. Las cuestiones que afrontar recogen los puntos sobre los que hemos reconocido la necesidad de continuar su profundización teológica, pastoral y canónica: son como los cruces de caminos en los que es necesario pararse, para comprender mejor la dirección que hay que tomar. Las propuestas indican, en cambio, posibles pistas: algunas son sugeridas, otras recomendadas, otras, sin embargo, requeridas con mayor fuerza y determinación.

En los próximos meses, las Conferencias Episcopales y las Estructuras Jerárquicas delas Iglesias Orientales Católicas, haciendo de conexión, entre las Iglesia locales y la Secretaría General del Sínodo, tendrán un papel importante en el desarrollo de la reflexión. A partir de las convergencias a las que se llegue, están llamadas a concentrarse sobre las propuestas más relevantes y más urgentes, favoreciendo su profundización teológica y pastoral e indicando las implicaciones canónicas.

Llevamos en el corazón el deseo, apoyado en la esperanza, de que el clima de escucha y de diálogo sincero que hemos experimentado en estos días de trabajo común en Roma, se irradie en nuestras comunidades y en todo el mundo, al servicio del crecimiento de la buena semilla del Reino de Dios.

Descargar el texto completo publicado en https://www.synod.va/en/synodal-process/the-universal-phase/documents.html